martes, 10 de marzo de 2020

De algo hay que morirse...

Ayer hablé con mi abuelilla, de 90 años. Vive, por decisión propia, en una residencia de personas mayores. Me cuenta que el cierre del centro a visitas les ha deprimido y que ella es consciente de que "la peste ésta" le puede matar, pero también la gripe, una caída, un corte de digestión, o cualquier cosa, como ha sido siempre. A ella lo que más le preocupa es estar encerrada, que está triste y que de la soledad nadie se acuerda ni tiene cura...


Mientras, por todas partes cuentan tantas historias del coronavirus que, muy pronto, se convertirá en leyenda. En cambio del Dengue, que está extendiéndose con feroz virulencia por toda Sudamérica, se habla muy poco. Según un informe del 7 de febrero de la Organización Panamericana de la Saluden las primeras cuatro semanas de 2020 en la región de las Américas se han reportado un incremento de dos a tres veces más casos de dengue en comparación al mismo periodo del año previo. 


Más de tres millones de personas contrajeron la enfermedad en el 2019, un 30 % más que en el 2015, que hasta ahora había registrado el récord de contagiados. La enfermedad se transmite por la picadura de un mosquito infectado con uno de los cuatro serotipos del virus del dengue. El Aedes aegypti se reproduce en cualquier recipiente artificial o natural que contenga agua, por lo que se insta a la población en que eliminen reservorios de agua, malezas, etc.

El combate de los virus requiere de una ciudadanía activa y comprometida. Pensar como sociedad no como individuos y, desgraciadamente, estamos muy lejos y desentrenados. En España, así como en diferentes lugares de Europa, hace tiempo que han desaparecido las mascarillas. Hay desabastecimiento para las personas con enfermedades relevantes o alérgicas. Tampoco hay geles desinfectantes. Lo que sí que hay es miedo. Y yo creo que el peor de todos: el de estar solos. Ante los demás, como mi abuela. Ante la sociedad, cada vez más individualista. Ante el Estado, que no nos protege (¿dónde estás ahora querida Sanidad Pública?). Ante nosotros mismos, que no sabemos vivir, ni mucho menos morir, como se hacía antes, como se ha hecho siempre...

Y tú: ¿cómo estás viviendo la crisis del covid19?
¿Tienes miedo o desconcierto?
¡Buena semana!