lunes, 7 de noviembre de 2016

Sol Sistere!

Sol sistere! 

El más largo de los días y la más longeva de las noches encumbran desde antaño los solsticios: los momentos del año en los que el sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo. 

Festejados en diferentes culturas, según algunas voces desde el neolítico, los solsticios marcan el ciclo anual, iniciando el verano y el invierno, de forma invertida, en los hemisferios Norte y Sur. 

Entre el 21 y el 23 de junio, durante el Solsticio de Cáncer, comienza el invierno para el hemisferio sur y el verano para el hemisferio norte.  

La mayor parte de las celebraciones asociadas a este solsticio han estado relacionadas con hogueras, cuyo objetivo era otorgar mayor fuerza al sol que, a partir de ese momento, se debilitaba haciéndose los días cada vez más cortos. Además, el fuego tenía una función purificadora en las personas que ejercitaban estos ritos. 

Con presumible origen en festividades paganas anteriores al cristianismo, encontramos fiestas similares en Europa: San Juan, en España; Fogueiras de São João, en Portugal; Midsommar, en Suecia; o Juhannus, en Finlandia.

Asimismo, entre los Imazighen del norte de Marruecos y Argelia, se celebraba la fiesta del Ansara, donde se enciendían hogueras en las plazas de los pueblos y se saltaba siete veces por encima de las brasas para ser purificados.

Proveniente de la cultura inca, en Perú, encontramos el Inti-Raymi, la fiesta del sol, en la cual se iniciaba el nuevo año agrícola.


Alrededor del 21-23 de diciembre, en el solsticio de Capricornio, comienza el verano para el hemisferio sur y el invierno para el hemisferio norte. En este solsticio se festejaba el regreso del sol y su triunfo sobre las tinieblas. 

Conocemos la celebración en su honor, por parte de Roma, de los festejos de Saturnales, que se extendían durante siete días en los cuales se sucedían banquetes, regalos y se intercambiaban roles sociales. Las casas se decoraban con plantas y se encendían velas para celebrar la nueva venida de la luz. 

La Navidad, una de las festividades más importantes del cristianismo, que conmemora el nacimiento de Jesús, se celebra el 25 de diciembre en las iglesias católicas, anglicanas y en la mayoría de las iglesias ortodoxas. El objetivo de situar en esta fecha la Natividad parece ser que fue para hacerla coincidir con el día del solsticio de invierno y mostrarla como símbolo de la luz sobre el mundo. Sin embargo, en la iglesia ortodoxa rusa o la iglesia ortodoxa de Jerusalén, el Nacimiento se continua celebrando el 7 de enero, al no aceptar la reforma hecha por el papa Gregorio XII al calendario juliano...

¿Cuán cerca está tu sol?
¿Celebras los solsticios?

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