jueves, 8 de marzo de 2018

Paremos

No valgo nada.

Un techo de cristal deslumbra mi horizonte, pero no me deja llegar hasta él. Mis manos tienen un puño invisible: por más que las alzo, no alcanzan a mover el mundo.

Callada es mi voz en un silencio de palabras y de nombres.

No valgo nada.

Tan sólo soy una brizna de paja que molesta si reclamo y el símbolo de la histeria al unirme al grito colectivo.

Es mi tarea la casa, la infancia, el cuidado...porque la tradición manda y otra opción complica las cosas.

Veo porque estoy ciega: de hambre, de sexo, de rabia, de envidia, de pereza... mis ojos son miradas perdidas.

Mi cuerpo es un amasijo de huesos huecos, que ni suenan si los golpeo. Tengo una carne blanda que aguanta bien los golpes y a mi piel no le duele nada. Sólo hay que teñirla de rosa y envolverla bonita: las cosas lucen más si brillan.

No valgo nada... Sola.

Pero, si me uno a ti, compañera, a todas vosotras, hermanas: pararemos el mundo.

Vivas.
Libres.
Feministas.
Combativas.
Rebeldes.

Luchando de manera concreta en nuestros múltiples frentes: porque no nos maten, no nos abusen, no nos violen, por alcanzar los mismos derechos y las mismas oportunidades, por ser respetadas, por recuperar nuestra historia y nuestros nombres, por los mismos salarios, por la corresponsabilidad en el hogar, por dejar de ser objetos y mercancías... por muchas, demasiadas cosas.

Yo valgo. Tu vales. Nosotras Valemos.

Paremos.

Por ti. 

Por mi. 

Por esas niñas que fuimos, que somos, que son y que no pueden seguir así. 

Por todas.


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