viernes, 27 de abril de 2018

Hermana, yo sí te creo


Hermana, yo sí te creo.
Yo y todas.

Esta sentencia patriarcal nos categoriza y culpabiliza a todas: desampara nuestros No.

Te creemos porque así son nuestros días, enredadas en la maraña negra de ser ciudadanas de segunda.

¿Qué justicia es ésta? ¿De veras puede un tribunal que juzga delitos tan ligados a la cultura patriarcal estar conformado sólo por hombres?. Y donde digo hombres, digo individuos cuyo imaginario concibe como disfrute en las mujeres la penetración bucal, anal y vaginal por cinco tipos que acabas de conocer. ¿De verdad alguien cree esto?: ¿existen esas mujeres?, ¿existe una sola?.

Queremos trascender del ámbito privado de una vez por siempre. La noche también nos pertenece. Y deseamos tener la posibilidad de hablar a alguien sin temer que nos maten o nos cercenen.

Queremos ser libres.

Y esta libertad no es un deseo de incorporarnos a patrones de libertinaje: es tener la seguridad de ser respetadas, valoradas y apreciadas como personas, como mujeres.

Pero la prostitución sigue ahí, susurrando que somos objetos, que cualquiera puede disfrutar de nuestros cuerpos por un mísero precio.

La brecha salarial no se zanja, que siempre hay otros problemas a resolver.

Los anuncios mantienen esa imagen de nosotras como adornos, pastelitos dedicados a quienes nos deseen.

La retina marcada desde la infancia del rosa, los juegos de princesas y héroes masculinos que nos salvan y nos encuentran.

Los caminos marcados y las rutas preestablecidas.

Los murmullos, el qué dirán, la cruz del pecado, de la moral, del qué pensarán.

En nuestra cultura los celos, la posesión de las mujeres, hasta las violaciones y los golpes, son sólo cosas de hombres, o pequeños errores de chavales. Pobrecitos los 5 chiquillos, dicen. Pobres de nosotras que, si callamos, es porque aceptamos. Si hablamos, aparecemos en las cunetas, o en los pozos, o quemadas, o matadas  (os recordaremos siempre Anabel, Sandra, Miriam, Toñi, Desireé, Estefanía, Diana, Marta...tantas y tantas). Maldita la impunidad de todos esos criminales.

En 2017 se contabilizaron en España 99 muertes y más de 150.000 denuncias derivadas de la violencia de género. Hermana, ¿cómo no creerte si vivimos a tu costado esta realidad?. De manera constante, azuzándonos las mismas sombras, iguales miedos, exactos temores...

Hay que volver a parar el mundo.
Hay que salir a las calles.
Sabemos lo que sucede cuando eres mujer.
Te creemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario