Desde el origen de los tiempos,
miramos al cielo.
Hemos buscado luz y respuestas
cuando el camino del pensamiento no ha sido suficiente.
Aún no lo era.
Aún no lo es.
Los mitos, basándose, una parte
en tradiciones, otra en leyendas, nos han servido para explicar el universo,
imaginar de dónde venimos o poner nombre a los fenómenos naturales.
Desentrañar el origen de nuestras afirmaciones debe ser
apasionante... ¿Por qué, por ejemplo, habremos creado tantos pájaros
fantásticos? ¿Es un deseo humano innato querer izar vuelo? ¿Surcar el aire?
El primitivo mundo iranio no queda atrás. Siguiendo a V. Sarkhoshi
(Mitos Persas. 1996. Ed. Akal), en los textos zoroástricos se habla, además del
Semurgh (puedes releer AQUI), de las siguientes aves fabulosas:
Karshiptar: el que vuela velozmente. Fue el encargado de divulgar
la palabra de Zoroastro
Ashozushta: el búho capaz de atemorizar a los más malignos
demonios sólo susurrando las palabras sagradas.
Chamrush: responsable de destrozar con su pico a los que nos son
iranios.
Pero, en todas las culturas han existido
aves maravillosas…
Así, el Basan, en Japón es un
gallo del tamaño de una montaña.
El Impundulu o "rayo de
aves" de Sudáfrica es una criatura
vampiro, con forma de pájaro blanco y negro, del tamaño de un ser humano, que
convoca a los truenos y a los relámpagos con sus alas y sus garras.
La Sirin de Rusia es una criatura
fantástica con cuerpo de buho y cabeza y pecho de hermosa mujer. Similares a
las sirenas, cantaban hermosas canciones que anunciaban buenas noticias. Si un
hombre escuchaba su melodía, enloquecían de amor por ellas hasta morir.
¿Cuántas aves conoces?
¿A qué cielo izas tu vuelo?
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